Ideas que inspiran, un espacio de lectura creado con red
Hoy os quiero hablar de una de esas ideas que inspiran, un espacio de lectura para niños creado con algo tan sencillo como una red. Perfecto para todos esos peques que asocian la lectura o los estudios a algo aburrido, porque no hay nada más mágico que hacer volar la imaginación con un libro volando literalmente sobre el suelo.
Me encantan los proyectos que se desarrollan pensando en los niños, porque permiten a arquitectos e interioristas recuperar el niño que llevan dentro, jugar con los espacios y crear soluciones poco convencionales que en otro tipo de proyectos no serían posibles.
Por eso me ha encantado el proyecto que os muestro hoy, porque me parece inspirador y diferente. El estudio Play Office, especializado en la creación de espacios para niños, ha sido el responsable del diseño de esta biblioteca, buscando motivar a los niños para adentrarse en el fascinante mundo de la lectura, además de fomentar el aprendizaje a través del juego.
Aprovechando la doble altura del techo del espacio, han creado una zona de lectura infantil de lo más original y divertida, una simple red suspendida en el techo en el hueco entre los dos pisos. Con esta solución se consigue aprovechar el hueco y convertirlo en metros útiles, a la vez que se crea un espacio lúdico y sorprendente que invita recorrerlo, a tumbarse sobre él y a pasarte horas leyendo tu libro favorito.
Si os ha gustado la idea tanto como a mí y además tenéis un hueco con doble altura en alguna parte de la casa, os propongo esta solución tan divertida que podéis lograr con una malla de red de las que se ponen en los catamaranes para tomar el sol.
El requisito indispensable en estos casos es, lógicamente, la seguridad. La zona debe tener acceso fácil y controlado, el anclaje debe ser muy resistente y la malla a utilizar debe ser específica para su uso en suspensión.
Esta idea me inspira especialmente porque incita a relajarse y coger un libro para empezar a devorarlo. Un proyecto sencillo que atrae no solo a los niños, sino a cualquiera que disfrute de la buena lectura.
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